En general, sabemos que la conectividad es fundamental para llevar a cabo la mayoría de nuestras acciones del día a día, especialmente en el entorno laboral. Por esta razón, es importante comprender el concepto de latencia de Internet y cómo este retraso puede definir la calidad de la conexión. Compruébalo a continuación:
Después de todo, ¿qué es la latencia?
En primer lugar, podemos definir que la latencia es la misma que demora. Sin embargo, en el caso de la latencia de Internet, por ejemplo, significa la cantidad de retraso (tiempo) para que se realice una acción y traiga su resultado (reacción). En general, la latencia de Internet se mide en milisegundos (ms).
Para comprender mejor este concepto, basta con recordar la solicitud que hace un ordenador para acceder a un sitio web. Con este ejemplo, podrías pensar que la latencia tiende a ser siempre cercana a cero. Sin embargo, sabemos que esto no siempre es así, ya que a menudo nos encontramos con situaciones en las que los sitios web y varios elementos tardan mucho en cargarse después de nuestra solicitud.
Tenemos la costumbre de evaluar la velocidad de internet probar la conexión en sitios como SpeedTest, por ejemplo, que evalúan la conexión solo a través del ancho de banda, que es la cantidad de datos que se pueden transmitir en un período de tiempo fijo. Sin embargo, la sensación de un Internet rápido no siempre es consecuencia de este tipo de evaluación, también se debe tener en cuenta la latencia.
Como buen ejemplo tenemos: al acceder a un sitio web, necesitará realizar muchas llamadas en el servidor web (por ejemplo, descargar una serie de imágenes, iconos, etc.). Para cada una de estas llamadas, si tiene una latencia más alta, aumenta el retraso en la carga de la página completa. Cuantos más elementos, aunque sean pequeños, si la latencia de la conexión a Internet es un poco más alta, peor será la experiencia del usuario.
¿Existe una latencia óptima? ¿Cómo garantizar una mejor experiencia?
La respuesta a esta pregunta dependerá de algunos factores, y uno de ellos es el objetivo principal que exigirá la navegación por Internet. Hace algún tiempo, el Google reveló que la velocidad de respuesta de un sitio web, por ejemplo, es crucial para generar un buen posicionamiento en el buscador. Por lo tanto, entendemos que la latencia impacta directamente en la cantidad de visitas que recibe una marca en el sitio web.
Idealmente, nuestro objetivo es tener una latencia baja en la última milla (que es la comunicación entre el proveedor y el CPE en el hogar del usuario). Es de suma importancia asegurar una buena tasa de latencia en esta ruta y monitorearla para asegurarse de que esté en un buen (bajo) valor.
Una de las características de la plataforma de monitoreo de Anlix, la Flashboard, es precisamente el seguimiento de la latencia de toda la base de clientes del proveedor.
Que monitoreo constante permitirá al ISP identificar a los clientes que están teniendo una mala experiencia antes de recibir cualquier tipo de queja.
Como hemos visto, la latencia de Internet está relacionada con el tiempo necesario para realizar una acción. Y es que, dado que su concepto se puede definir como “retraso”, si tenemos una latencia alta en internet, tendremos dificultades para realizar acciones rápidamente en aplicaciones y servicios que dependen de una conexión a internet.
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